La verdad hay que buscarla hasta encontrarla. Es una ingenuidad creer como verdadero todo lo que se recibe de oídas. Hay que avanzar en el conocimiento partiendo de evidencias hasta llegar a las certezas. Por ejemplo: los discípulos de Cristo recibieron el anuncio de su resurrección por boca de María Magdalena, más no asumieron esa verdad hasta que al verlo de nuevo con vida, con sus propios ojos, adquirieron la evidencia de su resurrección. Si no partimos de evidencias nuestro conocimiento no tiene fundamento.
Debemos emplear nuestra mente en el conocimiento de la verdad hasta encontrarla, y una vez encontrada hacer los cambios que se necesitan hacer para vivir de acuerdo a la misma. Sólo así podremos incorporar a nuestra vida el valor de la Verdad, que es fundamental para poder vivir bien.

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